652 18 10 23 -- 652 18 10 24 info@psicologoskairosmadrid.com

Actualmente asistimos a una creciente e incluso desmesurada preocupación por la paternidad lxs hijxs, entendidos desde una cierta idealización cuasi romántica de la infancia, donde el mandato de su felicidad sin fisuras parece comandar las pautas de crianza de una forma tiránica. Pronto aparece en este acortado horizonte, fruto del miedo a ser la causa de sus angustias y no de su amor (aunque este pueda llegar a ser igualmente asfixiante), todo lo relativo a los tan traídos y llevados límites como reflejo de la dificultad para asumir las fallas, carencias o imposibilidades de los propios “Buenxs” padres/madres.

El imperativo propio de nuestra época, donde se demanda constantemente la ausencia de límites (el “todo es posible, si te lo propones”), se traslada a las pautas de crianza. Se pretende postergar todo lo que sea posible la confrontación con lo imposible, con la necesidad inherente del otro para cualquier cosa que nos propongamos, con la diferencia que nos aleje de una omnipotencia fantaseada.

La idealización de la infancia introduce una dimensión espacial y una ordenación temporal muertas, donde la distancia entre las generaciones se borra y lxs hijxs dejan de concebirse como el resultado del entrecruzamiento de las relaciones en las que se insertan. Donde el devenir no es más que algo operativo, consumible, seguro (“lo que se quiere, se tiene, se consume, nada falta”), sin que se introduzca el riesgo que conlleva desear.

En este “seguro” mundo, que empieza y termina en lxs madres/padres, se impone sin límite alguno a lxs hijxs una construcción edulcorada de la existencia, que pretende evitar cualquier atisbo de angustia (“no todo es posible, aunque me lo proponga”). Pero así, sin caer en la cuenta, se les impide ser partícipes de la construcción de sus propios límites y se les mantiene “atados y bien atados” a una dependencia casi parasitaria de lxs padres/madres a la hora de moverse en la vida. Se dificulta que puedan ir construyendo el significado de sus propias vivencias a través de los múltiples encuentros que pueden establecer con sus pares, con los profesores, con otros adultos significativos, etc. Se reproduce un modo de relacionarse basado en la dominación y la sumisión, en el establecimiento de una “diferencia” binaria que no se enriquece de la diversidad. Se facilita que viren rápidamente sobre este eje único para pasar a colocarse, esta vez ellxs, en la posición de pequeños tiranxs. Porque a veces a lxs madres/padres nos cuesta ponernos límites para dejar de jugar al juego de las sillas, ¿lo recuerdan?, ese en el que al final sólo queda una silla para unx, ¿pero qué silla sería esa en el caso que nos ocupa?, la de serlo todo, la de ser únicxs para nuestrxs hijxs…, esto al final sale muy caro. Es decir, se deja así por fuera la posibilidad de que puedan establecer una identidad relacional basada en lo cooperativo, donde se tenga en cuenta la limitación que supone el encuentro con el deseo de los otros en lo social.

Todo lo dicho defiende la importancia de introducir límites. No solo por el lado de una vuelta en exclusiva a esa máxima educativa clásica (“no, porque lo digo yo”), propia de nuestro pasado más reciente, donde se ejercían las funciones desde una autoridad meramente represiva y disciplinaria, sino también apuntando a un más allá. Se trata de sumarle una orientación sobre lo que supone esa imposibilidad, apuntando también a dónde y cuándo se podrá, poniendo así a circular todos los elementos que están en juego. Ya que como ocurre con el agua, si no hay diques que la contengan ni compuertas que la regulen, se desborda y arrasa con todo.

Es decir, no borrarse como madres/padres de la ecuación, introduciendo un “todo tiene un límite, para todxs”. Acompañando a tolerar la frustración e invitando a vivir este mundo desde el deseo y la responsabilidad (también del niñx), a la hora de colocarse cada cual en su posición, de llevar a cabo sus funciones y de hacer sus propias elecciones (de acuerdo a su momento evolutivo), sin reducir las salidas a solo poder doblegarse o quedar atrapadxs en una pelea encarnizada.

Si te sientes reconocido en el texto y quieres charlarlo con alguno de nuestros analistas contáctanos

Pin It on Pinterest